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lunes, 29 de febrero de 2016

Abrazando tus genes

Artículo publicado originalmente por Brenda Valderrama en la columna "Revindicando a Plutón" del Sol de Cuernavaca el 29 de febrero de 2016





Entre las muchas amistades que la vida me ha regalado sobresale una querida amiga conocida por su calidad humana. Profesionista y docente, Kena se da tiempo de regalar afecto, un bien desgraciadamente escaso en nuestra sociedad, a los bebés que se encuentran en albergues del DIF esperando ser adoptados o reintegrados a su hogar de origen. La noble intención de Kena y otras voluntarias es atenuar el estrés de los pequeños por estar lejos de sus mamás pero lo que quizá no sepan es que su generosa actividad podría actuar mediante la modificación epigenética.

Es universalmente conocido en estos tiempos que cada uno de nosotros nacimos con una dotación de genes, mitad de nuestra madre y mitad de nuestro padre, y que quienes somos depende, en mucho, de este material. Altos o bajos, de pelo negro o rojo, de manos grandes, con ojos razgados, barbudos o lampiños, existe una larga serie de atributos que no está en nuestro poder cambiar sino, acaso, disimular con maquillaje o cirugías. Sin embargo, no todo en nuestra vida está en los genes, también el medio ambiente impacta en nuestro desarrollo.

Conceptualizada desde los años cuarenta, la epigenética es la disciplina que devela los mecanismos mediante los cuales la modificación genética reversible impacta el desarrollo de organismos complejos como los humanos, siendo uno de sus ejemplos más claros la desactivación del cromosoma X.

Los mamíferos recibimos de nuestros padres dos cromosomas sexuales. Un óvulo que, al fertilizarse, recibe un cromosoma X y uno Y será macho pero si recibe dos cromosomas X será hembra. Los genes de los cromosomas sexuales son fundamentales para el correcto desarrollo del individuo y cualquier error en ellos ocasionará daños a la salud ya sea por carencia o por exceso. En el caso de las hembras, tener doble dotación de los genes del cromosoma X es poco saludable por lo que nuestro organismo decide “apagar” uno de estos cromosomas y dejarnos con solo uno funcional. Una vez apagado, el cromosoma X permanecerá así toda nuestra vida pero, al pasar por la meiosis, que es el proceso mediante el cual se preparan los óvulos para la siguiente generación, el cromosoma apagado recuperará su funcionalidad y por eso se considera reversible.

Ahora, ¿qué tiene esto que ver con el DIF? Según la psicobiología, disciplina que se dedica, entre otras cosas, al estudio de cómo los organismos procesan de manera diferenciada las experiencias traumáticas, se sabe que en algunos casos estas experiencias llevan a cuadros graves como depresión pero en la mayor parte de los casos los individuos encontramos los mecanismos para compensarlas. La participación de hormonas, neurotransmisores y neuropéptidos, en diferentes proporciones y en diferentes momentos, afecta esta capacidad de tolerancia al estrés prácticamente de manera individual y los científicos han desarrollado modelos animales para estudiar con mayor precisión el mecanismo molecular de este comportamiento.

En un importante artículo publicado en 2004 por Weaver y colaboradores se demuestra que en ratones el comportamiento de la madre afecta la capacidad de los hijos de tolerar el estrés mediante la reprogramación epigenética de los recién nacidos. En estudios previos se había demostrado ya que ratones hijos de madres cariñosas eran más audaces y presentaban mayor tolerancia al estrés. De manera interesante, si los ratones eran hijos de madres poco afectuosas pero eran adoptados por una más cariñosa, su comportamiento como adultos mejoraba comparado con los de sus propios hermanos.

Lo novedoso del artículo de Weaver fue haber identificado que el nivel al cual se lleva a cabo el efecto del comportamiento materno tiene que ver con la modificación epigenética de un punto clave para el funcionamiento del sistema de control global llamado HPA (Hipotalámico-Pituitario-Adrenal) que se localiza dentro de nuestro cerebro. El sistema HPA determina no solamente nuestra tolerancia al estrés sino que también modula nuestro sistema inmune dotándonos de resistencia a infecciones y posiblemente influye en la propensión a enfermedades sistémicas como el cáncer.

De manera importante, también en este artículo se demuestra que el efecto positivo del afecto materno solo tiene impacto si se lleva a cabo durante la primera semana de vida del ratoncito, periodo de tiempo durante el cual se realiza, de manera natural, la reprogramación epigenética de los genes que controlan el sistema HPA.


El afecto materno hacia los recién nacidos es instintivo y al compensar la falta de la madre biológica con la generosidad de voluntarios o padres adoptivos, sobre todo en las primeras etapas del desarrollo, estamos regalando a estos pequeños herramientas que les van a permitir ser adultos más equilibrados, adaptados y felices.  Claramente, este mundo sería mejor si hubiera más personas como Kena.

Información adicional

Resumen del artículo de Weaver et al 2004, Programación epigenética por comportamiento materno

Revisión sobre epigenética: la ciencia del cambio

Resumen del artículo Psicobiología y la genética molecular de la resiliencia

lunes, 22 de febrero de 2016

Leer sobre ciencia

Artículo publicado originalmente por Brenda Valderrama en la columna "Reivindicando a Plutón" del Sol de Cuernavaca el 22 de febrero de 2016.




Entre los muchos tipos de persona que puede uno ser a mí me tocó ser una persona estructurada. Desde pequeña buscaba en el desorden los elementos comunes que me permitieran ordenar, organizar y jerarquizar mis libros, mis juguetes y prácticamente todo a mí alrededor. No era un tema de obsesión sino de eficiencia: es más fácil encontrar algo que buscas si está en su lugar que si no lo está.

En esos tiempos la educación básica estaba poco integrada y teníamos gran variedad de materias desarticuladas aunque apoyadas por buenos libros y mejores maestros. Felizmente para mí en la secundaria me encontré con una disciplina que me hizo ver que existe un orden en el universo y que ese orden se basa, exclusivamente, en leyes científicas. Desde entonces me enamoré de la química y en particular de la tabla periódica de los elementos donde está representado todo lo que existe y todo lo que puede llegar a existir.

Con extrema simplicidad, la tabla periódica compendia el conocimiento de la humanidad sobre la materia. Su sencilla organización en filas y columnas refleja la configuración electrónica de los elementos y, a partir de ésta, su capacidad de reaccionar consigo mismos o con otros elementos para transformarse en compuestos. Los de las primeras filas son pequeños y los de las últimas filas grandes. Los de las primeras columnas son generosos y los de las últimas voraces, con la excepción de la última columna que son inertes. Todos los metales están en un grupo y los gases en otro. Los elementos que componen a los seres vivos están cercanos entre ellos y los inestables o radioactivos en otro sector.

Los grandes fenómenos de la biología se explican de manera sencilla si se les estudia desde la óptica de la química y éste conocimiento nos confiere, además, la capacidad de manipulación al poder predecir con mayor precisión los resultados. Estamos hablando de fenómenos tales como la fotosíntesis, de donde todos nos alimentamos, o la respiración, que nos permite mantenernos con vida. También la fertilización y el envejecimiento tienen un fuerte fundamento químico así como prácticamente todo en los seres vivos.

Teniendo esta clara propensión se imaginarán el gusto de encontrar en una librería de aeropuerto una novela dedicada a la tabla periódica. La novela se llama “La cuchara que desaparece y otros relatos verídicos sobre locura, amor y la historia del mundo desde la tabla periódica de los elementos” y su autor es Sam Kean.

Comencé a leer el libro en el avión y prácticamente no lo solté hasta haber concluido con todas y cada una de sus 376 páginas. En sus cinco partes el libro narra, con toda su humanidad, las historias que envuelven al descubrimiento de los elementos porque los científicos también sentimos amor, odio, ambición, envidia, celos y todo tipo de pasiones sobre todo si están envueltas en oro, platino y diamantes. En particular me conmovió la historia de Lise Meitner, una gran química alemana que desarrolló las bases teóricas de la fisión nuclear y que fue doblemente estigmatizada a mediados del siglo XX, por ser mujer y por ser judía, hasta el extremo de haberle negado el Premio Nobel de Química que sí le dieron a su colaborador Otto Hahn.

Sin duda son buenas noticias saber que existen libros que divulguen la ciencia de manera amena y sencilla y que se encuentran al alcance de cualquiera por 350 pesos en un puesto de revistas de aeropuerto. Las malas noticias son que el aeropuerto está en Los Ángeles y que el libro está en inglés. Claro que es posible conseguir el libro en alguna distribuidora virtual pero difícilmente lo podremos leer en español porque en nuestro país traducir, editar y publicar se está volviendo cada vez peor negocio fundamentalmente porque los mexicanos no compramos libros.

Según la Encuesta Nacional de Lectura y Escritura 2015 los mexicanos leemos en promedio solamente 5.3 libros al año, sin embargo, según los estudios de la UNESCO leemos menos de 3 libros al años, muy por debajo de otros países como España y Alemania donde las personas leen 7.5 y 12 libros al año, respectivamente. No nos sorprenderá  entonces saber que México ocupa el lugar 107 de 108 países evaluados.

Peor aún, el porcentaje de personas que leen en México se redujo del 54 al 46 por ciento desde el 2006 y esto se debe a la falta de una cultura que promueva la lectura donde los mexicanos definitivamente declaran que no leen por falta de tiempo, por flojera o porque sencillamente no les gusta.

Leer y escribir están conectados. Los malos hábitos de lectura los vemos claramente reflejados en una grave incapacidad de expresión escrita, en un exiguo vocabulario y en una casi desfalleciente ortografía, situaciones cada vez más generalizadas.

La solución a esta crisis cultural no es sencilla pero quisiera proponerles un reto en tres pasos para promover la lectura en su familia. Primero, regalar solo libros. A los niños pequeños les encantan los libros didácticos y cuando comienzan a leer les gustan las historias de aventuras y para los familiares, seguro habrá algún tema de su interés. Segundo, visitar librerías y bibliotecas en familia. Dedicarle un rato, al menos una vez al mes, para ir a ver que hay en las tiendas de la localidad o en las bibliotecas públicas. Tercero, designar un presupuesto para libros y hacérselo saber a sus hijos. Pueden ser un par de cientos de pesos y, cuando no hay mucho dinero, se puede entrar en un esquema de trueque de libros.

Les aseguro que si siguen estos tres pasos en un tiempo corto van a comenzar a ver un cambio de actitud en la familia sobre los libros y la lectura que impactarán de manera positiva en todos los aspectos de la vida con la ventaja de que una vez que se tiene el hábito de la lectura tener un libro es como tener un amigo para toda la vida.

Información adicional

Encuesta Nacional de Lectura y Escritura 2015

https://observatorio.librosmexico.mx/encuesta.html

La Cuchara que Desaparece 

https://www.amazon.com.mx/Disappearing-Spoon-Madness-Periodic-Elements/dp/0316051632/ref=sr_1_1?s=books&ie=UTF8&qid=1456066671&sr=1-1&keywords=the+disappearing+spoon

http://www.gandhi.com.mx/the-disappearing-spoon-and-other-true-tales-of-madness-love-and-the-history-of-the-world-from-the-periodic-table-of-the-elements

Recomendaciones de la UNESCO para promover el hábito de la lectura

http://unesdoc.unesco.org/images/0001/000134/013412eo.pdf

Callejón del libro en Cuernavaca

https://es-la.facebook.com/callejondelibro

lunes, 15 de febrero de 2016

Celebrando el 11 de febrero

Artículo publicado originalmente por Brenda Valderrama en la columna "Reivindicando a Plutón" del Sol de Cuernavaca el 15 de febrero de 2016




La euforia comercial del 14 de febrero opacó la celebración, el pasado jueves 11, del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia cuyo objetivo es generar conciencia sobre la profunda disparidad que existe en el mundo en cuanto al acceso equitativo de las mujeres al quehacer científico y es a ese tema que dedicaré la columna de hoy.

Los resultados de la prueba PISA, que evalúa el desempeño de escolares en matemáticas, lectura y ciencias, indica que en todos los países, incluyendo México, las niñas tienen mejor desempeño en estas áreas que los niños. Dado que la docencia en ciencias se ejerce sin criterios de equidad de género, ésta ventaja se debe acreditar a la mejor capacidad de las niñas para apropiarse de los conceptos básicos. Sin embargo, la ausencia de políticas públicas que refuerce estas capacidades y que compensen la carga social que se tiene que soportar ocasiona que a nivel mundial la probabilidad de una mujer de graduarse de una carrera científica es del 18% contra el 37% si es hombre.

Esta disparidad no solo ocasiona que se pierda el talento de la mujeres en la generación de conocimiento  sino que se les está dejando fuera de las actividades profesionales mejor remuneradas en este momento. Para mí, la gran pregunta no es qué debe hacer el gobierno para mejorar esto sino que debemos hacer nosotros, desde nuestras casas, para motivar e impulsar el acercamiento de nuestras hijas a la ciencia y la tecnología.

Usaré como ejemplo una anécdota que me sucedió hace algunos años con la mamá de una adolescente que quería estudiar una carrera científica y que se acercó a mí para asesoría. La chica, que llamaremos Mary, tenía interés en entrar a una licenciatura en el área de ciencias. Mary se encontraba entonces terminando, con buen desempeño, la preparatoria en una escuela privada. Gracias al consejo de sus profesores había comenzado a leer sobre temas científicos. Estos mismos profesores le recomendaron que revisara las opciones de estudio fuera de las típicas universidades privadas y fue así como llegó a la UNAM Campus Morelos convencida de seguir una carrera en ciencias.

Para Mary el panorama era muy claro. Había hecho una investigación previa sobre las opciones en Morelos y había decidido que le gustaba el área de la Biotecnología. Conocía los conceptos básicos y también se encontraba al corriente de los grandes temas del momento como era la biología sintética, el cual discutía con entusiasmo. Sin embargo, la mamá tenía profundas reservas sobre esta decisión. La primera causa de incertidumbre era que, viniendo de un círculo de escuelas privadas, desconocía la enorme y valiosa oferta que genera la educación pública de Morelos a nivel licenciatura en áreas científicas y tecnológicas y, debo confesar, tenía también algunos prejuicios totalmente infundados sobre las instituciones. Este tema lo superamos razonablemente rápido al darle información sobre las más de 50 opciones de carreras que se ofrecen en Morelos en las áreas científicas o tecnológicas y además de las posibilidad de que Mary continuara sus estudios de posgrado sin salir de su casa y con beca garantizada.

La segunda objeción de la mamá de Mary provino de su preocupación sobre si su hija podría hacer compatible una carrera en ciencias con la vida familiar. Porque ustedes deben saber que para la mamá de Mary llegar a ser abuela era un gran tema y cualquier cosa que pusiera en riesgo este futuro la preocupaba fuertemente. Aquí lo que hice fue pedir a algunas de mis compañeras que, desde diferentes estilos de vida, habían armonizado su actividad profesional con la vida familiar que les compartieran sus experiencias. De esta forma Mary y su mamá conversaron con investigadoras madres solteras por decisión propia, con investigadoras madres de familias convencionales y también con otras colegas que habían decidido no tener hijos, todas ellas exitosas y motivadas. En todos los casos la serenidad y claridad de mis colegas dejó a la mamá de Mary sin argumentos y a Mary cada vez más convencida de que este era el camino que quería seguir.

La conversación se alargó todavía un rato más a solicitud de Mary pues, a pesar de todos nuestros esfuerzos, se percibía todavía una clara resistencia de parte de su mamá. La verdad yo estaba un poco desconcertada pues no encontraba ya argumentos para apoyar a la chica en su decisión hasta que la mamá develó su verdadera posición: “Si Mary estudia para dentista, para cuando fracase va a ser más fácil para nosotros recibirla de vuelta y ponerle un consultorio en algún cuarto desde donde pueda atender a sus pacientes. Si estudia otra cosa no sabremos qué hacer”. La respuesta me dejó sin palabras.

Me quedó claro que no importa entonces que aunque el gobierno genere políticas públicas que refuercen la equidad en el acceso a la educación desde básica hasta bachillerato, que tenga programas específicos como el apoyo a madres solteras o a mujeres indígenas para que no dejen sus estudios, que invierta en programas de estudio de licenciatura y posgrado de niveles internacionales totalmente gratuitos y accesibles, que abra fuentes de empleo con garantía de equidad de género y transparencia en la asignación de sueldos y fondos de trabajo, que la mitad de los legisladores y muchos funcionarios de alto nivel sean mujeres, todo está de  más. Y está de más si son los padres, desde el seno familiar, quienes devalúan y excluyen a las mujeres de las mejores oportunidades para ellas.

Cambiar un patrón cultural es difícil y lento, pero no intentarlo es suicida. Los invitó a que hoy, al regresar a sus casas, platiquen son sus hijas sobre el futuro que desean y que las alienten a intentarlo. Una carrera en ciencias o en ingeniería es el mejor regalo que les pueden dar a sus hijas y así no tendrán que preocuparse de que algún día fracasen porque una mujer fuerte, segura y preparada nunca fracasa.

Información adicional:

Página oficial de las Naciones Unidas para 11 de febrero

Estudios de género de la prueba PISA a nivel mundial

Programa global para acercar a las niñas a las ciencias e ingenierías

Las 10 científicas más influyentes de la historia

Relación de todas las maestrías y doctorados de instituciones públicas de Morelos que cuentan con beca garantizada




lunes, 8 de febrero de 2016

Anatomía de un artículo científico

Artículo publicado originalmente por Brenda Valderrama en la columna Reivindicando a Plutón del Sol de Cuernavaca el 8 de febrero de 2015.




Para ser un buen científico es indispensable tener un profundo dominio de los conceptos básicos del área,  creatividad para imaginarse lo que nadie se ha imaginado, disciplina para soportar las innumerables veces en las que uno se va a equivocar y aún así seguirlo intentando, método para garantizar la calidad de los resultados y habilidad para comunicar, ya sea verbalmente o por escrito, los resultados de las investigaciones.  En esta ocasión tocaremos este último tema, en particular la comunicación por escrito mediante artículos científicos por ser la forma más importante como se publica la ciencia en nuestros días.

Comencemos por aclarar que un artículo científico comparte con cualquier otra forma de expresión escrita dos aspectos fundamentales: estructura y estilo. La estructura de un artículo científico experimental es relativamente sencilla: resumen, introducción, materiales y métodos, resultados y discusión. Cada una de estas partes cumple una función específica y deberán estar integradas con sentido de comunicación. Siempre recomiendo a mis estudiantes comenzar con la sección de materiales y métodos por dos razones, la primera porque es un área que dominan y les va a generar seguridad y segundo porque es la sección más sencilla de escribir ya que se encuentra relativamente desconectada del resto del artículo pero sin descuidarla, pues es la sección que permitirá que los experimentos puedan ser realizados por otros investigadores.

Posteriormente recomiendo seguir con la introducción. Se trata de reseñar cómo se encontraba el conocimiento en el campo de estudio al momento de iniciar la investigación citando alrededor de media docena de artículos relevantes incluyendo algunos del mismo grupo. El objetivo de esta sección es dejar claro que existen antecedentes necesarios para justificar la publicación de los resultados de nuestro artículo. La introducción deberá estar conectada conceptualmente con la sección de materiales y métodos pues una vez planteado el problema a resolver se deberá tener cuidado que los experimentos sean los adecuados para responder la pregunta. Todos los artículos, capítulos o libros que se citen deben haber sido leídos por el estudiante y recomiendo tenerlos impresos y a la mano para cualquier cotejo o aclaración. Les parecerá increíble pero hay autores que citan artículos que no existen pero como alguien más los citó antes se perpetúa el error por falta de cuidado en el método de escritura.

La siguiente sección a elaborar es la de resultados. Aquí es muy recomendable tener un mapa conceptual donde se enlisten todos los experimentos que se realizaron para darle continuidad al texto. Lo más recomendable es que todo el grupo haya participado en el diseño y discusión de los diferentes experimentos ya que esto asegura que la calidad de los mismos sea homogénea, si no fuera posible, entonces el responsable del manuscrito tendrá que asegurarse de que así sea. Un mal experimento, mal diseñado o mal interpretado, podría ser suficiente para que se rechace el artículo en perjuicio de todos los colaboradores. Por supuesto, hay que tener cuidado que todos los experimentos descritos en esta sección estén  documentados con precisión en la sección de materiales y métodos.
Una vez terminadas estas tres secciones es tiempo de atacar la discusión. Esta sección es la parte más importante del artículo pues es la que integra las tres anteriores al describir de qué manera los resultados presentados impactan al campo de estudio. Aquí hay que evitar frases superlativas y tratar de dimensionar correctamente dicho impacto.

Una vez escritas y revisadas las tres secciones anteriores es tiempo de redactar el resumen. Es importante entender que muchas personas, incluyendo a los revisores, decidirán leer el artículo completo o no solamente  a partir de la impresión que reciban del resumen.  El resumen deberá contener una versión breve del estado del campo que justifique los experimentos, de las metodologías aplicadas y de los resultados alcanzados mencionando al final el impacto de los mismos. El título del artículo emanará del resumen y deberá transmitir de forma clara y concisa el fin del trabajo.

La estructura que acabo de describir nos da el cascarón del artículo pero carente todavía de contenido. El contenido hay que diseñarlo también mediante la identificación del concepto central de todo el trabajo. Este concepto cumplirá la función de columna vertebral del documento y deberá ser utilizado como el eje sobre el cual se articulen los conceptos secundarios. Un estilo deficiente llevará al lector a la confusión y al enfado, degradando un buen trabajo en un mal artículo.


El estilo, a diferencia de la estructura, es una construcción personal. Cada uno de nosotros tenemos nuestro propio estilo y a veces es posible reconocer al autor de un párrafo por el mismo. Como cualquier habilidad, el estilo puede ser desarrollado y perfeccionado mediante el ejercicio constante de la escritura, una actividad intrínsecamente ligada a nuestra humanidad. Termino citando a uno de mis autores favoritos, el alemán Thomas Mann, que nos dice en su libro La Montaña Mágica: “Un estilo bello conduce a las bellas acciones. Escribir bien supone pensar bien, y esto no está muy alejado del obrar bien. Toda la civilización y todo perfeccionamiento moral parten del espíritu de la literatura, que es el alma de la dignidad humana y que es idéntica al espíritu de la política”.

Información adicional

Guía sobre cómo escribir un artículo experimental en biología y medicina

11 pasos para estructurar un artículo científico que los revisores tomen en serio

El uso de un thesaurus nos permite ampliar nuestro vocabulario en inglés mejorando el estilo

Recomiendo ampliamente la lectura del libro "Discurso sobre el estilo" del Conde de Buffon


lunes, 1 de febrero de 2016

Enfermedades emergentes

Artículo publicado originalmente por Brenda Valderrama en la columna Reivindicando a Plutón del Sol de Cuernavaca el 1o. de febrero de 2016.





Se conoce como enfermedad emergente aquella que aparece en la población por primera vez o que, aun habiendo existido antes, incrementa rápidamente su incidencia o distribución geográfica.  Ejemplos de estas enfermedades emergentes son el SARS (Síndrome respiratorio agudo severo) que se identifica por primera vez en 2002 en China o el Ébola que, aunque ya se conocía desde 1976, en 2014 se esparció de manera abrupta por siete países afectando a 28 mil personas.

La Organización Mundial de la Salud controló la dispersión de las enfermedades usando estrategias específicas. En el caso del SARS, en cuanto se confirmaba la aparición de un caso se confinaba a todas las personas con las que el enfermo había tenido contacto, reduciendo de esa forma la transmisión interpersonal. Para el Ébola, se desplegaron cerca de 4 mil especialistas a los países afectados, mejorando la atención de los enfermos e impulsando medidas de higiene en la población general para reducir el contagio.

El éxito obtenido en el control de estos casos demuestra que estamos capacitados para contender con enfermedades emergentes de contagio persona a persona. Sin embargo, existen otras formas para esparcir una enfermedad y en ocasiones los agentes infecciosos (virus, bacterias o protozoarios) utilizan vectores, entre los que se encuentran los mosquitos. La erradicación de los vectores es notoriamente más difícil de lograr y la experiencia nos indica que hasta que no se desarrolla una vacuna no hemos podido controlar enfermedades transmitidas por vectores como el paludismo (malaria) o el dengue.

En los últimos meses hemos sido testigos de la aparición de una enfermedad emergente transmitida por mosquitos llamada chikunguya de la cual se han reportando más de 5 mil casos en todo el país preferentemente en estados con climas calurosos como Morelos siendo Chiapas el estado más afectado. Esta enfermedad presenta un cuadro severo compuesto de fiebre intensa, conjuntivitis, dolores musculares y articulares y jaqueca. Sin embargo, a pesar de la intensidad del cuadro, la mayor parte de los casos no amerita hospitalización y la tasa de mortalidad es menor a un paciente por cada 3 mil enfermos. La recuperación después de un episodio de chikunguya es total y existe la posibilidad de que se genere inmunidad de largo plazo. Por supuesto que se han realizado esfuerzos para erradicar la causa de la enfermedad y también en la valoración de una vacuna, sin embargo las consecuencias de la infección son menores y atendibles con los recursos con los que contamos actualmente.

Apenas nos estamos adaptando en México al chikunguya que se suma a otras enfermedades endémicas transmitidas por mosquitos como el paludismo y el dengue cuando se levanta una alerta internacional por otra más llamada zika. Según el portal de la Organización Mundial de la Salud, el zika es una enfermedad producida por un virus que se transmite por la picadura de mosquitos. Se identifica por primera vez en Uganda en 1947  en la sangre de monos Rhesus y el primer caso en humanos también en Uganda en 1952. A partir de 2007 se detectan brotes de zika fuera de África, primero en la Polinesia y posteriormente en Brasil y Colombia. Recientemente se han publicado reportes de la identificación de casos en 13 países de nuestro continente y esta semana la Secretaria de Salud reportó evidencia de los primeros casos de zika en México confirmados por laboratorio, la mayoría de nuevo en Chiapas.

Los síntomas de la enfermedad son parecidos a los de otras enfermedades virales transmitidas por mosquitos como dengue o chikunguya en el sentido de que se presenta fiebre, dolor muscular, jaquecas y conjuntivitis con duración de 2 a 7 días con una baja tasa de mortalidad. Una situación extraordinaria ha sido reportada en Brasil donde el número de nacimientos con una condición poco frecuente llamada microcefalia (desarrollo incompleto del cerebro) se elevó de 147 en 2014 a 2, 400 a 2015. Aunque no se ha logrado demostrar de manera definitiva, el 75% de las madres en estos casos declararon haber tenido síntomas de zika durante el embarazo.

Nunca antes en la historia se había detectado una situación similar. Virus de la misma familia del de zika como son el dengue y chikunguya a veces son transmitidos al feto pero sin consecuencias. La experiencia sobre la velocidad de transmisión de una enfermedad emergente como el chikunguya en Ámerica nos indica que es fundamental tener buena capacidad de respuesta ante este nuevo reto.

Las autoridades sanitarias han intensificado la fumigación de áreas vulnerables pero es fundamental la participación de todos pues los criaderos de moscos, en su mayoría, se encuentran en las casas. Recojamos trastes y llantas abandonadas, limpiemos patios y azoteas para evitar charcos y sobre todo, usemos pabellones y mosquiteros. También es recomendable el uso de repelentes de los cuales existe una gran variedad comercial o hechos en casa. 

Mientras tanto, científicos de todo el mundo han comenzado ya a investigar una vacuna.

Información adicional

Página oficial de la Organización Mundial de la Salud

Perspectiva del progreso de Zika en Ámerica